El campo chileno aporta a través de sus flores energía y salud. ¿Quién mejor lo sabe? La madre naturaleza. Nos regala la medicina de la tierra, y a todo ser viviente que deba adaptarse a las condiciones de vida de un lugar, le entrega a través de sus bondades la esencia para llegar al equilibrio con ella. Una manera de hacerlo es mediante las flores autóctonas que armonizan y ayudan como un diapasón musical a sintonizarnos con el universo.